Pues si, nos llena de orgullo que una historia relatada en una novela empiece precisamente en Bakala.org, que seamos la excusa para un encuentro literario que tiene como punto de partida la búsqueda entre perfiles. Saltar de la realidad, de lo que ocurre todos los días en la web, a las frases y los párrafos, y que seamos la web elegida para la imaginación, nos parece al menos digno de agradecer.
Por eso, hoy, queremos agradecer a Javier Sedano por elegir nuestra web para su nueva novela « Corazones en libertad » (Odisea Editorial 2013 con prólogo de Andrés Burguera) que acaba de salir, y del mismo modo agradecer a todos aquellos autores que han tenido el detalle de hablar de nosotros en sus relatos, libros, o artículos.
Y así empieza la novela…
« Aquel día, como otro cualquiera, andaba husmeando por Internet. Me aburría y decidí entrar en la página de Bakala para mirar algunos perfiles. Después de un tiempo determinado, en el que mantuve algún que otro mensaje con varios desconocidos y otros conocidos, dí con uno de un chico que me provocó morbo. La primera frase de su descripción decía “Nacido para dar placer” Luego continuaba con sus detalles físicos: Fibroso, metro setenta y cinco, piel blanca, depilado, setenta kilos, ojos color miel y pelo castaño corto. Curiosamente era uno de esos perfiles donde no mencionaba el tamaño de su pene ni su rol. Por las fotos, aparentaba tener unos 22 años.
Me detuve un rato en una de aquellas fotos: estaba completamente desnudo, con su mano derecha tapando sus atributos y sonriendo a la cámara. El lugar donde estaba tomada la foto: la Casa de Campo y la blancura de su cuerpo me sedujo. Pinché para enviarle un privado y lo cerré.
No. Era demasiado joven y aunque a mis cincuenta y dos años me conservo muy bien, la época de estar con jovencitos ya había pasado. Mi última relación con un joven unos meses atrás, aún me dolía en el alma y los recuerdos estaban demasiado vivos como para intentar una nueva locura.
Me deleité con aquella foto. Su sonrisa y sus ojos cautivaban. Parecían decir “Ven, acércate y descúbreme. Yo también busco lo mismo que tú” Pero en realidad, yo no sabía que buscaba en aquellos momentos.
Era de esos maduros gays que ya había vivido demasiadas experiencias, demasiadas historias y con fuertes cicatrices en el corazón que algunas noches se reabrían. Él era joven y con toda una vida por vivir y yo… Yo entraba en aquellas páginas como un viejo verde. Aunque nunca me había considerado así. No, yo no babeaba delante de los jóvenes cuando veía sus cuerpos definidos, musculosos o simplemente cuerpos de juventud. No, admiraba la belleza, aunque cada vez más la interior que la exterior, tal vez por la edad, tal vez por todo lo vivido, tal vez…
Anoté el nombre del nick y cerré la página. Continué fisgoneando por otras páginas hasta que me entró el sueño y cerré el ordenador. Me desnudé, apagué la luz y me introduje en la cama. En las sombras de la habitación la sonrisa de aquel chico y sus ojos volvían a mí, y pensé cuando yo era más joven, con mis veintiuno o veintidós años, cuando empecé a tener mis primeras relaciones sexuales con hombres. Sí. Empecé tarde como muchos de mi edad. Comencé tarde por una educación y una represión donde la sexualidad entre hombres era un pecado, un castigo divino y donde ser maricón, representaba la peor de las enfermedades. Ahora, afortunadamente los jóvenes lo tienen más fácil, pero sólo los más osados, en aquel entonces, se atrevían a entrar en los locales destinados para gays y muchos con el miedo de que al salir, algún grupo incontrolado y borracho, les dieran una paliza. »
Adquiere aquí la novela de Javier Sedano